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Derecho y psicoanàlisis

Las Mujeres la Paridad y la Ley

Leyes de la paridad y fórmulas de la sexuación

Fecha de puesta en línea Sábado 22 de enero de 2005

Autor o autora : Anne PIGEON-BORMANS, Autor o autora : Margarita MOSQUERA Idioma de este artículo: français > Les Femmes, la Parité et la Loi

Desde la ley del 6 de junio del 2000, la paridad es la igualdad de candidatos hombres y de candidatos mujeres en las elecciones al escrutinio con una tolerancia para una divergencia máxima de UNO. Con este texto se inserta una sanción financiera para los partidos en infracción en la ley del 11 de marzo de 1988, relativa a la transparencia financiera de la vida política. La ley Roudy, por su parte, destinándose a la igualdad profesional, no parece siempre respetarse: En igualdad de competencias, la diferencia de salario medio entre hombres y mujeres sería hoy, de 27 %. ¿las leyes relativas a la paridad y la igualdad se ignoran o simplemente son inaplicables? El debate que suscitan desde hace varios meses revela toda la dificultad de hacer oír un discurso claro sobre la feminidad y sobre el lugar de las mujeres en la sociedad. Es esta la razón por la que parece necesario proponer una nueva lectura, a través de las fórmulas de la sexuación propuestas por Jacques Lacan.

Desde la ley del 6 de junio del 2000, la paridad es la igualdad de candidatos hombres y de candidatos mujeres en las elecciones al escrutinio de lista con una tolerancia para una divergencia máxima de UNO. La paridad inscrita en la ley, es también el carácter alternativo, hombres, mujeres, hombres o mujeres, hombres, mujeres. Una precisión?crucial para el respeto de la ley. La palabra sexo se inserta por todas partes en el código electoral así modificado, el candidato declinando en adelante, sus apellidos nombres, sexo, fecha y lugar de nacimiento, domicilio y profesión. Por último, con este texto se inserta una sanción financiera para los partidos en infracción, en la ley del 11 de marzo de 1988, relativa a la transparencia financiera de la vida política.

Algunas Cifras (junio de 1999)

La Asamblea Nacional comprende un 10,9% de mujeres. El Senado: 5,9%. Los Consejos regionales: 24%. Los Consejos Generales: 7,4% Las Comisiones de gobierno: un 21,8% de los cuales el 8% son alcaldes. El Consejo económico y social: 12,5%. Finalmente, el Parlamento Europeo incluye un 40,8% elegidas francesas.

Un 7% de los directivos de las 5.000 primeras empresas francesas, son mujeres. Con competencia igual, la diferencia de salario medio entre hombres y mujeres sería del 27%. La ley Roudy que se destina a la igualdad profesional no se aplica, es inaplicable o simplemente es ignorada.

Si estas cifras son de poco interés, en cambio, el debate que suscitan desde hace varios meses, es más esclarecedor sobre la dificultad de hacer oír un discurso claro respecto de la feminidad y en relación con el lugar de las mujeres en la sociedad. Se tendrá en cuenta la discreción masculina sobre el tema. Candente, sin duda. Se intentará pues, en una primera parte, hacer un repaso general de las distintas palabras escuchadas sobre la paridad y del lugar de las mujeres en los puestos de responsabilidad, antes de avanzar, en una segunda parte, una propuesta de lectura de la ley del 6 de junio del 2000, en cuanto ésta integraría la diferenciación sexual sobre el principio lacaniano del "al menos uno" (el hommoinzin).

I - ¿Palabras de mujeres?

Una decena de mujeres de poder, fue interrogada por el Express en el momento del debate del proyecto de ley sobre la paridad (número del 20 de enero de 2000). La mayoría de entre ellas tiene un discurso voluntarista y se pronuncia más bien en contra, lo que se presenta erróneamente como la ley de las cuotas. Frente a estos pragmáticos, otros hacen oír sus voces, en conexión con un grupo de intelectuales organizado para denunciar el machismo y los insultos que sufren las mujeres: Las Perras de Guardia.

A - Los Pragmáticos

Para los pragmáticos, el éxito de una mujer en un puesto de poder es una cuestión de voluntad personal, e incluso de valor.

Michèle ALLIOT-MARIE, 53 años Presidente del RPR. "una cuestión de voluntad" "Con una obligación legal se corre el riesgo de ubicar mujeres solamente para hacer número, sin tener en cuenta las motivaciones, las competencias o la experiencia". Anne LAUVERGEON, 40 años, PRESIDENTE de COGEMA. "No puedo decir que haya una concepción femenina del poder"... "Desde hace tiempo, tomé la costumbre de ser la única mujer en asambleas de 25 hombres. No hay problema: soy Anne Lauvergeon. El poder es indisociable del valor que permite llegar hasta el final de una decisión que se tomó o de volver de nuevo atrás si es mala". Christine LAGARDE, 43 años, Chairman del Comité ejecutivo en Baker y Mc Kenzie. "Querer absolutamente señalar la feminidad por el sexo de las palabras es ridículo..." "El poder por el poder - la palabra griega es déspota - no tiene sentido y es de poco interés para mi. La palabra inglesa liderazgo me habla aún más"... "Reflexionamos sobre el estatuto de asociados a tiempo parcial para un período de la existencia en que los padres tienen otros imperativos antes de reanudar su carrera".

Colette GIACOMETTI, 54 años, General de la Fuerza Aerea. "Era un coronel feliz. Soy un general feliz"... "Estoy en contra de la obligación de paridad. ¿Por qué imponer lo que se hará en cualquier caso, naturalmente? ¿Se deben elegir a las personas más competentes? En el ejército, se habla más de órdenes que de poder"... "¿Porqué pedir a las mujeres hacer, o ser, o tener más que los hombres para acceder al mismo poder?. Es inaceptable. Hay aptitudes y competencias. Punto. Son los únicos criterios que deben tenerse en cuenta. En ningún caso la distinción hombre-mujer" Agnès TOURAINE, 44 años, Director General Adjunto de Havas. "Es una cuestión de actitud y comportamiento mucho más que de cuotas. Que se detenga esta misoginia, estas alusiones esparcidas sobre los niños sacrificados. Se hacen sacrificios como todo el mundo. Se puede llegar a trabajar y a tener una familia sin ser una superwoman".

Al contrario, ante estas distintas y voluntarias actitudes, Laure ADLER, Élisabeth Guigou y Nicole Fontaine describen dificultades que serían específicas de las mujeres. Sus Estados del alma y sus quejas encontraron eco con las Perras de Guardia.

B - Las injuriadas y las Perras de guardia

Para este grupo de mujeres que triunfaron en puestos de responsabilidad o que son las elegidas, la calidad de mujer es un obstáculo que las expone a insultos de carácter sexual por parte de los hombres.

Laure ADLER, 49 años, Directora de Francia Cultura. "Si para los hombres el poder es una carga casi erótica, una satisfacción narcisista, para las mujeres es una permanente puesta en cuestión, un combate con sigo-mismas. ¿Seré capaz? Sabía que mi puesto actual sería difícil. No me había imaginado que lo sería tanto. Como Catherine Trautmann, Nicole Notat o Dominique Voynet, he sufrido ataques de carácter sexual que me han debilitado... "Hoy, una mujer no elige ya entre su vida profesional y su vida privada; toma la 2". Élisabeth GUIGOU, 53 años, Guardia en Soeaux en la época de la entrevista. "Para mi, el poder no se toma; se conquista: en un país democrático, es necesario en primer lugar elegirse antes de acceder a puestos de responsabilidad. Para una mujer es cada vez más difícil, debido al machismo de los adversarios políticos, que no dudan en llevar los golpes debajo del cinturón, ni en pronunciar injurias sexuales"... "Al inscribir la paridad en la ley el Gobierno legitimó el lugar de las mujeres en la política"... "Todas las Ministras de Gobierno han concluido un pacto: decidimos, después de los innobles insultos de los que fue víctima Dominique Voynet durante la manifestación de los cazadores, que si una de entre nosotras debía sufrir en el hemiciclo de la Asamblea, una agresión abusiva como mujeres, abandonaríamos todas el lugar juntas". Nicole Fontaine, 58 años, Presidente del Parlamento Europeo "En su situación minoritaria, las mujeres saben que se les perdona menos que a los hombres. Más sensibles, viven constantemente en el temor de decepcionar y ponen más tonicidad y tenacidad, o incluso pasión, tanto en las cosas pequeñas como en las grandes ... Una anécdota: en 1995, a falta de candidato a la Fuerza Demócrata, elegí a Jacques Chirac, porque parecía sinceramente europeo. Los dirigentes de la Fuerza demócrata habían optado por Édouard Balladur. ¡Me faltó ser excomulgada! Éramos algunos los que habíamos hecho la misma elección, pero se encontraron circunstancias atenuantes en todos los hombres. Yo era la mujer infiel".

A su lado, se agruparon, al final del año 1999, varias personalidades bajo el nombre Perras de Guardia. Esta asociación se dio con el objeto de constituir un grupo de "apoyo a las mujeres públicas atacadas como mujeres". Su manifiesto enuncia: "Toda mujer que se exponga, que se afirme, que se indique, corre el riesgo de ser tratada de "puta", si tiene éxito, ella a menudo es sospechosa de haberse "acostado". "Toda mujer visible es juzgada por su apariencia y etiquetada: ¡"madre", "buena amiga", "buena para hacerlo todo", "lesbiana", "puta", etc. !Basta ya de eso! "Nosotras, Perras de guardia, mostramos los ganchos". "El objetivo de las Perras de guardia consiste pues en demostrar que existen injurias sexistas. Es decir, insultos que no irían dirigidos sino a las mujeres y que según su propia definición: "ensucia y rebaja a la que es el objeto de éstos". La reduce toda entera a su sexo y a sus atributos o funciones supuestas". "Una injuria sexista funcionaría exactamente de la misma manera que un insulto racista o antisemita en el sentido en que se inscribiría en una relación dominante/dominado. Su función sería mantener el orden establecido y sus consecuencias, mantener a las mujeres en un estado de desconsideración consustancial al sistema patriarcal que sería el nuestro.

Las entrevistas podrían sucederse a los testimonios, nada se haría con ello. No se comprendería jamás nada. El discurso de las que se dicen satisfechas de su condición es absolutamente impersonal y su insistencia en no decir nada es contrariamente proporcional al valor y a la voluntad cuyos méritos elogian. Nada de especialmente femeninos en su discurso, nada de personal, exactamente una voluntad de no revelar nada sobre las condiciones de sus éxitos y una gran energía consagrada al deber de mostrar que nada las diferencia de sus homólogos masculinos.

Al contrario, el otro grupo denuncia el desequilibrio, la desigual relación hombre/mujer, dando prueba de injurias sexistas, ofuscándose, gritando, denunciando la omnipresencia masculina y la opresión machista. Si dicen, al contrario de los pragmáticos y de los secretos, su desasosiego ante su feminidad pervertida e insultada, ellas permanecen sin embargo sobre el mismo discurso, el de la igualdad. Una igualdad ciertamente rota pero un discurso siempre igualitario.

Un discurso en impase [1], ya que sus testimonios no son más creíbles, oídos o comprendidos que los del primer grupo. Y se ve bien, en esta oposición binaria de los testimonios de los unos y de los otros, que tienen el aire de responderse entre ellas y que no van dirigidas realmente a nadie, que la cuestión de la paridad y el lugar de las mujeres en la democracia francesa se plantea y debe solucionarse de una manera que no sea la de la igualdad entre los sexos.

La ley del 6 de junio del 2000, responde a esta cuestión del lugar de las mujeres en la democracia francesa por la paridad que se trata de distinguir, no sólo, de la igualdad, sino también de las cuotas. Esta es la razón por la que, este texto legislativo, de una importancia difícil de medir hoy, quizá se ha acercado a las fórmulas de la sexuación en Jacques Lacan, que son en Francia, las últimas palabras importantes, dichas y escuchadas, sobre el tema de la identidad sexual.

II - La paridad y las fórmulas del sexuation de Jacques Lacan

A - La paridad y la ley del 6 de junio del 2000

La palabra no es nueva. Se la utiliza para hablar de paridad de las monedas, es decir, de su valor relativo, de sus comisiones paritarias... El diccionario la define como significando la igualdad perfecta. Lo veremos, la ley del 6 de junio del 2000, no retuvo esta definición literaria y literal de la palabra paridad.

Claudette Apprill, especialista de esta cuestión en el Consejo de Europa a partir del final de los años ochenta, explica que convenía abandonar la lógica igualitaria afianzada en la Declaración de los derechos humanos y del Ciudadano de 1789, que se refiere a un ser humano abstracto y asexual (el género humano, la humanidad...) por deseo de universalismo, en favor de una lógica paritaria teniendo en cuenta la dualidad sexual de la humanidad.

No obstante esta dualidad no significa una lógica igualitaria o binaria. Debe expresarse en términos de diferencia o disimetría para adoptar el término de Lacan. Según Claudette Apprill, la paridad colocaría pues las normas de un contrato sexual, en el cual los dos sexos podrían afirmarse como diferentes y complementarios. Si hay dos sexos, no hay por tanto segundo sexo. Salida Beauvoir.

Por otra parte, la paridad, esto no es el sistema de cuotas a la americana que haría de las mujeres una minoría más. El sistema de cuotas, es decir, un porcentaje mínimo de mujeres para garantizar una presencia del uno y los otros sexos en las asambleas, está fuera de propósito y es extranjera a la lógica paritaria. La cuota tiene por objeto dar un lugar a un grupo minoritario en un marco dominante e inscribirse en la lógica igualitaria que postula la asimilación de las mujeres a los hombres.

Sólo, entonces, la paridad tiene por objeto garantizar que dos entidades distintas pero de mismo valor, intervienen por partes iguales en la toma de decisión. Debe verse como una medida de derecho de carácter permanente.

A finales de 1997, Claudette Apprill explicaba en una intervención pública, que la aplicación de este principio de paridad en el ámbito político formaría parte del ámbito de la ley, la cual prevería la instauración de lo que había llamado en esta conferencia, un límite máximo de paridad, es decir, un porcentaje mínimo, acercándose al 50%, de cada uno de los dos sexos en las instancias afectadas. Concluía, por el hecho de que la pretensión de paridad no se inscribía en un planteamiento feminista sino en el campo de la protección de los derechos de la persona humana y la profundización de la democracia.

Para señalar la diferencia sexual y descartar el impase igualitario, los expertos del Consejo de Europa habían retenido el concepto de límite máximo. Conviene examinar cómo la ley francesa ha interpretado y ha traducido este límite máximo, acercándose un 50%.

La ley del 6 de junio del 2000, se titula "Ley tendiente a favorecer el igual acceso de las mujeres y hombres a los mandatos electorales y funciones electivas". Si la palabra igual se contiene en la declaración del texto, se trata efectivamente de paridad, la de, encontrándose definida, a partir del artículo 2: "En cada una de las listas, la divergencia entre el número de candidatos de cada sexo no puede ser superior a uno." En cada grupo entero de seis candidatos en el orden de presentación de la lista debe figurar un número igual de candidatos de cada sexo. Y, artículo 3: "cada lista está formada alternativamente por un candidato de cada sexo".

La paridad en el texto del 6 de junio del 2000, es pues la igualdad del más o menos Uno. La idea de un límite máximo acercándose a un 50% está así muy claramente expresada y señalada por el Uno. Esto es también, necesariamente, para el respeto del texto una alternancia, del tipo hombre - mujer - hombre o mujer - hombre - mujer, y para un grupo de 6, tres hombres y tres mujeres, sea en cada hipótesis, un cálculo ternario y no binario.

Se puede pues afirmar que para respetar el principio de paridad, los dos sexos no pueden ser iguales sino por tres, o más generalmente, a una diferencia del más o menos uno.

La paridad comprendida como Disparidad o "Imparidad (Unparité)" en el sentido en que incluye la diferenciación de los sexos gracias al uno, es poco menos que la teoría llamada del al menos uno, de Jacques Lacan (hommoinzin [2] según el juego de palabras del psicoanalista) que se encuentra así inscrita en la ley.

B - la ley del 6 de junio del 2000 y las fórmulas del sexuación de Jacques Lacan

En 1973, alcanzando así 30 años de investigaciones sobre la locura femenina, Jacques Lacan construyó el matema de la identidad sexual a través del cual intentó establecer una concepción de la sexualidad femenina y la diferencia de los sexos. Utilizando el cuadrado lógico de Apuleyo, Lacan enuncia lo que llama las fórmulas del sexuación, en lo que representa cuatro proposiciones lógicas.

Las dos primeras son proposiciones universales:

La primera afirma: Todos los hombres tienen el falo La segunda: Ninguna mujer tiene el falo

"Constatando que estas dos fórmulas servían para definir la identidad femenina por una parte y la identidad masculina por otra parte como estando en una relación de complementariedad, Lacan indicaba el lugar de un impase: en efecto, hay complementariedad en un ámbito donde reina siempre la diferencia" (Jacques Lacan, Proyecto de una vida,
Historia de un sistema de pensamiento, Élisabeth Roudinesco Ediciones Fayard, página 476).

Estas proposiciones eran, a su modo de ver, insuficientes para establecer una distinción entre los sexos puesto que garantizan el fantasma de una complementariedad entre hombre y mujer y llegan a una concepción del Uno como negación de la diferencia y exclusión de la castración, de la misma manera que se puede decir, "la humanidad", o "el género humano". Es a este impase que también se enfrentaron los especialistas de la paridad, con el concepto de igualdad tal como se formula en la Declaración Universal de los derechos humanos y del ciudadano de 1789. Es esta concepción binaria, igualitaria, que la ley claramente descartó.

De ahí la enunciación por Jacques Lacan, de otras dos proposiciones lógicas:

1 - Todos los hombres menos uno, están sometidos a la castración

Esta primera proposición lógica para el conjunto hombres permite esclarecer en qué la posición del padre de la horda primitiva de Totem y Tabú de Sigmund Freud poseyendo, o pudiendo poseer a todas las mujeres, es el soporte del fantasma de un goce absoluto del padre originario, a partir del cual se ordena, para todos los demás hombres, el lugar de una prohibición la del incesto, goce inaccesible.

2 - No existe un x que haga excepción a la función fálica, significa que no existe para el conjunto mujeres equivalente al menos uno (de ahí el famoso hommoinzin). Es decir, equivalente del padre originario que escapa a la castración. Para las mujeres dice Lacan, no existe límite al goce. En consecuencia, todas las mujeres tienen acceso ilimitado a la función fálica. Lacan resaltaba allí, el principio en el inconsciente, "de una disimetría radical entre la identidad sexual masculina y femenina..."

El uno como elemento de diferenciación sexual recogido en la ley del 6 de junio del 2000, es quizá pues este hommoinzin de Lacan. En cualquier caso, en el estruendo de los comentarios histéricos e injurias machistas, tendiendo a poner al acento sobre el desequilibrio de las relaciones hombre/mujer, era importante decir lo que es la ley sobre la paridad y lo que no es. Hacer resaltar el impase del discurso igualitario señalando al mismo tiempo la necesaria diferenciación sexual. La cuestión es difícil ya que inefable, o por lo menos difícil de expresar. Solo la ley podía escribir esta relación heterosexual y se trata de una ley esencial en el sentido que ella va a acompañar el movimiento de feminización de la sociedad activa y a poner fin al mismo tiempo a los estériles y obsoletos debates sobre responsabilidad y las supuestas relaciones de los hombres y las mujeres en nuestra sociedad.

El 31 de diciembre de 1999, Françoise Giroud fiel a Lacan y COFUNDADORA del Express, participaba en la emisión de Edwy Plenel sobre LCI, el Mundo de las Ideas. Preguntada sobre la cuestión de la paridad y con determinación optimista sobre el devenir de las relaciones hombres/mujeres en Francia, había recordado que nuestro país favorecía una cultura de connivencia y seducción y que las derivas feministas a la americana no encontrarían en el hexágono, ningún eco. A las puertas del siglo XXI, es la verdadera nueva cuestión política y promete ser si no apasionante, rica de pasiones.

P.-S.

La autora Anne PIGEON-BORMANS dice en el post Scriptum:
"Agradezco a Christophe BORMANS, Psicoanalista, Docteur en Economia y Presidente de Abreactions Associations, quien me ha aportado su sostén y sus consejos durante toda la elaboración de este texto que constituye sólo un inicio de reflexión."

Notas

[1callejón sin salida

[2au moins un, al menos uno, que suena al escucharlo en francés, hommoinzin

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